Me encanta esta como ha quedado esta tarta, es una mousse con la que dejarás a todo aquel que la pruebe con la boca abierta. Sencillamente es deliciosa, finísima, riquísima, no tengo palabras...a mí me trajo recuerdos de mi infancia, cuando mis abuelos nos las compraban en la Pastelería La Flor y nata de Guadalajara y con mucho cuidado de que no se rompieran la dependienta las extraía de un bote de cristal y las iba poniendo con sumo cuidado dentro de una bolsita de papel, que tiempos.
Me ha costado encontrar las violetas para la elaboración de esta tarta, pero son unos caramelitos, típicos de las pastelerías, ayer estuve en Albacete y pude comprarlos en La Suiza, una pastelería muy típica en la ciudad, pues en Letur, en las panaderías del pueblo, no las tienen.
Ingredientes:
100 g de caramelos de violeta y algunos para adornar.
1 tarrina de queso cremoso de untar
500 ml de nata para montar
5 hojas de gelatina
1/2 vaso de leche
Para la base utilicé bizcochos de soletilla, pero podéis también hacerla con galletas y mantequilla.
Elaboración:
Por un lado trituramos las violetas y reservamos.
Montamos la n ata y le añadimos las violetas ya trituradas, reservamos.
Calentamos la leche y le añadimos las hojas de gelatina que previamente habremos tenido en remojo en agua fría al menos durante tres minutos.
Mezclamos bien con la leche y le añadimos el queso, tiene que quedar bien mezclado.
Incorporamos la mezcla del queso a la nata, con movimientos envolventes
y una vez que esté bien mezclado, lo ponemos sobre la base de la tarta y lo dejamos enfriar en el frigorífico.
Cuando esté bien fría, la adornamos con mermelada y alguna violeta ya esta, ahora toca disfrutar.
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